
El hecho es que todos tenemos ese algo o alguien que nos tortura la cabeza de vez en cuando, yo mismo no he podido escapar de esas circunstancias.
A veces la misma vida nos pone unas jugadas y nosotros pues muy mansos caemos y nos dejamos llevar hasta que nos damos cuenta que estamos enredados en una relación que nos absorbe nuestras energías, esfuerzo y hasta toda nuestra estima.
Ciertas veces tenemos esos angelitos que nos hacen ver el cielo y la tierra de otra manera, o aquellos que luego de volar por cuenta propia se dan cuenta que ya somos pequeños a su lado o simplemente esos que sufren de amnesia y olvidan nuestros nombres, números, fechas y todo, hasta que en algún momento nos necesitan y aparecen como si siempre hubieran estado presente en nuestras vidas, cuando no se acordaron ni de mandarnos al infierno en alguna fecha especial.
Entonces nuestras propias voluntades las ponemos a merced de personas que aun le entreguemos la mitad de nuestras vidas no son parte importante de ellas, simplemente porque ellos nunca quisieron y porque nosotros no fuimos capaces de darnos cuenta que a veces nuestro deseo de ser querido o aceptado es mas grande que nuestra misma moral o estima.
Somos pues nosotros mismos los culpables de permitir que cosas así pasen en nuestras vidas, pues en el mismo momento dejamos que nuestra felicidad dependa de como otros nos van a ver, tratar o amar, ya en ese momento hemos perdido la individualidad y objetividad, y aunque el amor o las relaciones no son del todo objetivas, tampoco han de ser nunca una vía de un solo camino donde pongamos siempre fácil a otros lo que tanto trabajo nos ha costado tener (NUESTRO PROPIO SER).
Siempre hemos de recordar que: una relación de dos (amigos, pareja, amantes) no es hacer
los dos seamos uno, sino que respetando las diferencias de dos nos complementemos y amemos como uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario